10 Feb Miedos y Fobias
El miedo y las fobias son uno de los problemas más comunes en los perros, aunque no siempre se tienen en cuenta o no siempre se les presta la atención que requieren.
El miedo es un estado emocional negativo que surge ante una amenaza percibida por el animal. Es lo que «pone en marcha» al organismo para poder escapar o enfrentarse a esa amenaza; por tanto, es algo necesario para la supervivencia.
La fobia es un miedo desproporcionado que implica una respuesta exagerada ante una amenaza, que puede ser real o imaginaria. Por lo tanto, a diferencia del miedo las fobias no son adaptativas.
Así pues, el miedo en realidad es algo favorable en determinadas circunstancias ya que permite al animal reaccionar frente al estímulo o estímulos que lo provocan, preparándole para luchar o huir. En resumen, permite al animal adaptarse a una determinada situación.
El problema surge, cuando ese estado de miedo es exagerado, imposibilitando que el animal reaccione adecuadamente frente a la amenaza, de forma que es incapaz de gestionar y actuar correctamente.
Por desgracia, muchos casos de miedo no son tratados si el animal no manifiesta ninguna conducta que suponga un problema directo para la familia o para otras personas. Esto es un gran error, ya que el bienestar de ese animal está seriamente comprometido y además cuanto más tiempo se deje pasar sin resolverlo peor será el pronóstico, el problema podrá ir a más, y más largo y complicado será el tratamiento.
Las causas principales que pueden generar problemas de miedo o fobia en un perro son:
- Experiencias negativas sufridas en el pasado. Pueden ocurrir en cualquier momento, pero son especialmente graves durante la etapa de cachorros, ya que las experiencias negativas en fases tempranas marcarán mucho más al animal. Generalmente se asocian a uno o varios estímulos concretos, fácilmente reconocibles. Por ejemplo, si el animal tuvo una mala experiencia con niños, es posible que desarrolle un estado de miedo y ansiedad cuando se encuentren niños presentes.
- Socialización inadecuada e insuficiente durante la etapa de cachorro. Hasta los dos meses de edad, el cachorro debe permanecer junto a la madre y sus hermanos para conseguir una correcta socialización canina. A partir de los dos meses, edad ideal para adoptarlo o comprarlo, es deber del propietario socializar al animal con cuantas más personas, lugares y situaciones sea posible, para que se habitúe a ellas y las vea como algo normal. Si esto no ocurre, o no se hace correctamente, puede surgir el miedo frente a estímulos o situaciones que en apariencia deberían ser normales.
- Temperamento miedoso heredado. El miedo presenta una heredabilidad media-alta, por lo que en algunos casos se debe a una descendencia genética de los progenitores. Estos son los casos más difíciles de tratar, y los que más requieren un correcto y minucioso proceso de socialización.
Algo importante a tener en cuenta en los casos de miedo y fobia, es que en ocasiones el animal comienza desarrollando miedo hacia un determinado estímulo, y con el tiempo lo generaliza a otros estímulos similares. Por ejemplo, un perro/gato que comienza manifestando miedo al ruido de los coches, puede acabar temiendo el ruido de coches, motos, camiones, y demás vehículos, e incluso llegar a asustarse ante cualquier ruido o sonido fuerte (petardos, truenos,…). Lo mimo puede ocurrir con el sonido del timbre, que luego se extrapola al del teléfono y demás sonidos habituales en la casa. En otras ocasiones, sin embargo, ocurre lo contrario: el animal desarrolla miedo frente a un estímulo concreto (por ejemplo el sonido del timbre), pero no frente a otros similares en el mismo entorno (sonido del teléfono).
Por tanto, es muy importante prevenir en la medida de lo posible el desarrollo de problemas serios de miedo y, sobre todo, de fobias. Si observas algún síntoma en tu compañero que te hace pensar en un problema de miedo, contacta con un especialista en comportamiento para que os ayude y así podáis actuar antes de que el problema empeore.